buenas noticias de cara a agosto -
Con la competición doméstica cada vez más compleja para agenciársela por tercera campaña consecutiva, las sensaciones del 1-4 favorable a los culés en casa del Villarreal, brindan aires de esperanzas para lo que resta en busca de la obsesión azulgrana. En agosto se jugará el tramo final de Champions y, de vencer al Nápoles, el Barcelona se colará en la novedosa ronda de 8 a disputarse en Lisboa a partido único, lo que quizás pueda beneficiar a los de Setién, dado lo que les ha ocurrido recientemente.
El Madrid había marcado el calendario con otros tres puntos, polémicas a un lado, por lo que el Barcelona salía al verde con la misión de victoria, sin excusa, ni pretextos. Griezmann titular, Sergi como interior izquierdo y Quique bajo la mirilla. A la par que Xavi renovaba en Qatar, el 10 y el 17 tomaron nota de lo que quería plantear el DT y junto a Suárez bombardearon al submarino amarillo. Permutaban posiciones Leo y Antoine para que mientras uno acompañaba a Suárez, el otro les miraba las espaldas para hacerles llegar balones que les dejase frente al marco rival. Todo por dentro entre ellos tres y las bandas las corrían Alba y Semedo.
Puede que el tipo de juego de los locales permitiese la mejor versión del Barça tras regresar del confinamiento, pero al César lo que es del César y muchos críticos dirán, por qué no antes. Las carencias defensivas fueron expuestas, principalmente cuando encerraban al rival, logrando éste salir de ese ahogamiento con pases precisos. Ahora, lo indudable es que el potencial ofensivo culé es impresionante cuando el trío; y no tridente, se unen de manera táctica con sentido común.
Ambos porteros impidieron más goles en contra, siendo Asenjo más protagonista que Ter Stegen para bienestar barcelonista. Otra vez Fati y Puig enseñaron sus armas, esas que permitirán verles con más frecuencia las próximas temporadas, llegando a tener un rol totalmente protagonista. El guineano se desprendió en velocidad, recortó hacia el centro y disparó para luego celebrar, algo que señala el camino que deberían tomar otros. El español, intenso y vertical, brinda frescura a la medular, sólo le falta saber cuando tiene que bajar unos decibeles al ritmo que imprime cada vez que agarra el esférico.
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