Real Betis 2-0 SD Eibar -

Hacía mucho tiempo que no se respiraba ese ambiente en el Villamarín. Desde la previa, pasando por los compañeros de grada, hasta llegar al césped y el banquillo. Se podía sentir la ilusión y la ambición por seguir. Y la confianza. Desde ahí este equipo se ha colocado primero en la pole (a expensas del partido del Villarreal) por la oposición de liga europea.

Hablando de fútbol, el encuentro nos dejó otra pincelada del cuerpo técnico y de Quique Setién sobre el lienzo que viene esbozando desde que empezó LaLiga. Porque la obra es la misma y del mismo estilo pictórico, añadiendo diferentes óleos según necesidades. Este Betis ha pasado del 433, al 532 incorporando matices en la salida de balón para hacerse más fuerte. Con el sistema de dos carrileros largos, el equipo quedaba más débil en los costados. Esto lo aprovechó el Getafe. Y a eso venía y suele jugar el Eibar (como el Girona). Para ello el dibujo del Betis pasó a situar a Tello y Boudebouz más a los costados en defensa. Casi un 541.

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El resto del partido se encargó de encarrilarlo los que iban de verdiblanco, con el compromiso, oficio y gen ganador de gente como Guardado o Barragán (a pesar de no hacer un buen encuentro fue parte principal en los goles), la omnipresencia y jerarquía futbolera de Fabián, el fútbol exquisito de smoking caro y canapé de Boudebouz y el hambre del fiero León. Un escalón por encima está Marc Bartra. Algo más que un muy buen defensor. No recuerdo un impacto de tal magnitud de un fichaje en lo que se refiere al juego global. La seguridad ofrecida en los balones aéreos de los rivales se une a una calidad en el inicio de la jugada que hace mucho bien a este Betis posicionalista.

Las sensaciones del Postpartido.

  • Afición. Además del enorme cariño mostrado a Dani Giménez, la grada cada vez entiende mejor el fútbol del equipo. El apoyo y la comunión es total. ¿Cuándo habían visto un equipo celebrar con la grada como lo hace éste?
  • Fe: El poder de creer en lo que uno hace y funciona tiene el límite muy alto. Aunque se tropiece, uno tiene fe en llegar. Este Betis cree.
  • Boudebouz: Posiblemente no fue el mejor del encuentro. Pero la impresión que va dejando es que hacía mucha falta un jugador de este perfil en el Villamarín ( y Serra lo sabía). Un jugador de caño y sombrero, de pisar y llevar el balón pegado al pié. Un jugador diferente y que el entrenador ha conseguido buscarle un puesto en el once.
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